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Una valiosa charla virtual con Paolo Quinteros

Entre una de sus varias propuestas virtuales ante la pandemia del COVID-19, el León de Villa María le permite a sus seguidores dialogar con protagonistas importantes del básquet, como así también un ciclo de películas. A continuación, reproducimos una charla con Paolo Quinteros, una leyenda viva de nuestra Liga.

Paolo Quinteros escolta en la actualidad de Regatas Corrientes, líder natural en sus equipos y con un libro lleno de anécdotas, dio su mejor entrenamiento ante la atenta mirada de 80 personas conectadas online. En el marco de charlas y entrenamientos virtuales organizados para todo público por el León de Villa María que actualmente milita en la segunda categoría de nuestro básquet; Paolo brindó cátedra repasando sus inicios, su carrera como profesional, sus victorias, sus derrotas y por sobre todas las cosas su lucha para llegar a ser un histórico del básquet de nuestro país.

Fiel a su estilo, con la mirada fija pero esta vez hacía la cámara y no al aro y con la paciencia que lo caracteriza Paolo Quinteros pasó por La Leonera online para brindarnos su historia de vida en el deporte.

El nacido en Colón, abrió la charla contando: “Empecé a jugar a los seis años en mi ciudad en un club de barrio. Estaba todo el día picando la pelota. De ahí pasé a jugar el TNA en La Unión de Colón, aunque tenía ofertas en equipos de Liga A, no quería esquivar ningún escalón”.

Con respecto a sus primeros pasos en el deporte sentenció: “Desde muy chico jugaba al fútbol y también al básquet, pero de un momento a otro elegí y la naranja era algo que me apasionaba. Estaba todo el día en el club, recuerdo que me tenían que echar los profes, porque llegaba un momento que ya molestaba a los chicos, a todo el mundo”.

A los 16 años, tenía en claro que quería ser jugador de básquet, no dejé de estudiar y terminé la secundaria. Fue en ese momento donde decidí dedicarme de lleno sabiendo que si me iba bien continuaría y sino, volvería a los estudios”.

Para Paolo, el salto a la A no pudo haber sido mejor y así describió su llegada a Olavarría: “Sergio Hernández fue quien me llevó para Estudiantes, el primer año mío fue tremendo, salimos campeones de la Liga, el Torneo Panamericano, Liga Sudamericana y Copa de campeones, fueron cuatro títulos en mi año de debut. Yo salgo revelación, fue un año espectacular”.

Aunque ganó todo el escolta dejó una gran enseñanza: “Tuve que sacrificarme mucho, me acuerdo cuando llegué al equipo, había jugadores tremendos que cuando los miraba decía como voy a jugar en este equipo. Yo venía de una categoría inferior, jugar en la “A” con esos monstruos era un objetivo. Yo en cada entrenamiento le mostraba a Sergio Hernández que me sentía capaz y así me fui ganando la confianza de él y de mis compañeros y me abrieron las puertas y no desaproveché”.

Uno de esos monstruos como lo llama el colonense era nada más y nada menos que Byron Wilson a quién le regaló elogios y respeto: “Byron fue mi mentor, él me ayudó muchísimo, yo aprendí mucho de él. Nos quedábamos horas después de entrenamientos a competir y realizar lanzamientos. Otro que no faltaba a esos momentos de fundamentos era Gabriel Diaz”.

Luego de una salida tumultuosa debido a un problema de pases entre sus dos últimos clubes, Paolo debió emigrar a Uruguay para poder destrabar esa imposibilidad y regresó a la Liga con Boca Juniors: “Tuve tres grandes años donde ganamos muchos títulos y eso me catapultó a España”.

“En Europa jugué en León donde tuvimos una gran campaña, logramos a ascender y por problemas dirigenciales no pude jugar en ACB y fui al Zaragoza donde compartí equipo con Matías Lezcano y Lucas Victoriano donde ascendimos y ahí pasé cuatro años”. Declaró el goleador histórico.

Tras su etapa en el viejo continente, hace su regreso a nuestro país para hacer pie en Corrientes, donde hace nueve años defiende la camiseta de Regatas: “Nunca pensé que iba a durar tanto tiempo en un Club. Regatas es mi segunda casa, estoy muy cómodo en Corrientes y acá sigo”.

Algo que marcó la carrera de este baluarte fueron los obstáculos: “Hice un campus cuando tenía 16 años en Boca en donde éramos 70 chicos y había quedado entre los cinco, pero por el tema que era muy bajito decían que no iba a servir, que no tenía proyección y me mandaron de vuelta para mi casa. Ese como otros obstáculos me pusieron toda mi vida, pero yo estaba convencido que iba a llegar, pero para eso me empecé a entrenar todos los días doble turno, cuando mis compañeros y amigos salían a bailar yo me iba al club a entrenar”.

“Hice todo lo que debía hacer para llegar, le pedía ejercicios a los profes para poder hacerlo y así fue que empecé y viendo que aprendía, que crecía y a la vez cuando los profes me daban la oportunidad me comprometía. Siempre competí en cada entrenamiento, porque yo quería ganarme mi lugar y estar a las alturas de las circunstancias”.

Con relación a su etapa dorada con la selección mencionó: “Sabía que era muy difícil entrar al grupo de la generación dorada, tuve la mala suerte para mí y la buena suerte para la selección que Manu Ginóbili y Carlos Delfino eran competidores de mi puesto y así y todo luché para ganarme un lugar y lo conseguí. Pude jugar un Juego Olímpico, ganar una medalla de bronce, jugué un mundial, un preolímpico en Mar del Plata. La selección fue un camino duro pero sabía que si trabajaba me iba a llegar”.

Un momento duro para Paolo entre tantos que fue nombrando en la charla fue haber sido cortado en el equipo que iba a los Juegos Olímpico de Londres, pero su revancha llegó de la mano de Sergio Hernández: “Por un montón de situaciones que se fueron dando Ginóbili estaba ausente y Delfino lesionado cuando yo venía haciendo un trabajo de años, me había costado mucho ganarme ese lugar y que me lo quiten por otras cuestiones me había parecido una injusticia”.

“Yo me había preparado muchísimo para ese certamen porque ya lo había vivido y lo quería volver a vivir. Ese año en Regatas logramos la Liga Sudamericana, Súper 8 y ganamos la Liga Nacional de los tres torneos yo fui elegido el mejor jugador, más bronca me dio no haber podido estar en Londres. Lo había mostrado que estaba capacitado, fue un año muy agotador para mí”.

“Es por eso, que en el momento que Sergio Hernández volvió a llamarme a la selección con 40 años para mí fue muy emocionante, algo tremendo porque regresé en una situación difícil para clasificar al Mundial y fue algo único, un momento especial porque ahí si pude cerrar esa puerta que estaba mal cerrada”.

Para el capitán del Remero su salud dio un cambio de 180 grados desde el momento que decidió junto a otros compañeros a realizar una dieta alimenticia: “Yo cuando volví de España creía que iba a jugar hasta los 35-36 años. Justo en ese momento empezamos a cambiar la forma de alimentarnos, vimos que a cada uno nos iba muy bien y nuestro físico fue cambiando”.

“Cuesta muchísimo dejar algunos hábitos, yo era enfermo de comer pan dejar eso fue tremendo, la leche, dejar el azúcar. Fue un cambio muy grande, pero cuando ves los resultados no querés dejar de hacerlo”.

“Esto me sirvió para prolongar mi carrera, es muy importante sentirte bien, no tener inconvenientes es muy lindo. Hace un año atrás decía que iba a ir año a año y hoy puedo decir que me encuentro muy bien y un año más voy a jugar”. Concluyó el nacido en Colón y múltiple campeón de la Liga Nacional, Liga Sudamericana entre tantos logros obtenidos durante toda su carrera.

Entre sonrisas y aplausos, Paolo Quinteros le dio a Ameghino una charla significativa y super valorada para la institución de Villa María. Sin que este dorado, haya conocido la institución se abrió con una elegancia a contar toda su vida, una historia de logros pero que en el medio necesitó de lucha y sacrificio para lograrlo. Solo amerita decir que cada palabra utilizada, su tono de voz y la humildad con la que ha tratado de nutrir a estos jóvenes es digna de los grandes del deporte.

Informe: Prensa Ameghino

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